Cirrosis hepática
Conocimientos básicos sobre el hígado
La cirrosis afecta al hígado, uno de los órganos más importantes del cuerpo humano. El hígado está ubicado en la zona superior del abdomen en el lado derecho, por debajo de las costillas y pesa aproximadamente 1,5 kg. Un hígado normal es de contorno liso y elástico, está conectado directamente al intestino delgado por medio del conducto biliar, el cual transporta la bilis que se produce en el hígado hacia el intestino delgado donde es utilizada para la digestión. El hígado funciona como una gran fábrica química, que se altera cuando hay cirrosis. Casi toda la sangre que sale del estómago e intestino pasa por el hígado. Entre las muchas funciones que el hígado cumple están las siguientes:
- Producción de bilis y otras enzimas (proteínas) digestivas.
- Control de infecciones.
- Producción de proteínas que ayudan a la coagulación de la sangre.
- Metabolismo del colesterol.
- Almacenamiento de glicógeno que sirve de combustible a los músculos.
- Mantención y regulación de los niveles hormonales.
- Metabolización de medicamentos, alcohol y otras drogas.
Considerando todas las funciones del hígado, no es sorprendente que las enfermedades hepáticas alteren todas las demás funciones del cuerpo. Una de las enfermedades más importantes del hígado es la cirrosis.
¿Qué es la cirrosis?
La cirrosis es la consecuencia de un daño acumulado en el hígado, habitualmente durante varios años, que se caracteriza por la acumulación de fibrosis (“cicatrices”) en el tejido hepático y disminución del tejido hepático funcionante. Estos cambios del hígado interfieren con la estructura y funcionamiento normal del hígado, ocasionando serias complicaciones en la circulación de la sangre a través de dicho órgano y en sus funciones.
¿Cuáles son las causas de la cirrosis?
Existen numerosas causas que pueden desencadenar la cirrosis hepática, entre las principales están:
- Virus de hepatitis B, hepatitis C, y hepatitis D.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Hígado graso no alcohólico (también llamada esteatohepatitis no alcohólica): Condición frecuente en la población general, asociada a diabetes y obesidad.
- Enfermedades autoinmunes: Hepatitis autoinmune y cirrosis biliar primaria.
- Enfermedades hereditarias o congénitas como:
- Hemocromatosis, en la cual se acumula hierro dentro del hígado dañando el tejido.
- La enfermedad de Wilson, la cual es causada por una alteración en el transporte del cobre, acumulándose en el hígado y en otros tejidos.
- Obstrucción prolongada del conducto biliar, como la colangitis esclerosante.
- Ausencia de proteínas específicas o enzimas para metabolizar diferentes substancias en el hígado, como la deficiencia de alfa 1-antitripsina.
- Ciertas enfermedades del corazón (insuficiencia cardiaca).
- Reacción severa a drogas o medicamentos.
- Exposición prolongada a agentes tóxicos en el medio ambiente.
¿Se pueden identificar las causas de la cirrosis?
Sí. La mayoría de las veces las causas de la cirrosis se pueden identificar:
- En caso de cirrosis alcohólica: Antecedentes de consumir alcohol regularmente o en exceso, cambios físicos o de conducta y una biopsia del tejido hepático.
- En caso de hepatitis: Exámenes de sangre para detectar el virus u otros marcadores específicos de la enfermedad, imágenes y biopsia hepática entre otros. La biopsia hepática es una muestra del tejido del hígado que se obtiene bajo anestesia local.
¿El beber excesivamente puede llevar a una persona a adquirir cirrosis?
Muchas personas que ingieren alcohol en cantidades excesivas desarrollan cierto grado de daño al hígado, pero no necesariamente lleva a la cirrosis hepática. Entre aquellos individuos que consumen entre 200 y 400 mL de alcohol diariamente por un período de 15 años o más, aproximadamente una tercera parte desarrollará cirrosis hepática, otra tercera parte desarrollará hígado graso y el resto tendrá problemas hepáticos leves. En general, mientras más beba y mientras más frecuente y regularmente lo haga, mayor será la probabilidad de que termine desarrollando cirrosis hepática. El alcohol por sí sólo en cantidades excesivas es un tóxico que puede causar cirrosis.
¿Puede una persona que bebe socialmente adquirir cirrosis?
Sí. Los individuos que ingieren alcohol socialmente también pueden desarrollar cirrosis. Los factores que contribuyen al desarrollo de la enfermedad son:
- Cantidad de alcohol consumida.
- Frecuencia con que se consume alcohol.
- Factores genéticos o hereditarios.
- Estado físico y nutricional.
No se saben las razones por las que algunos individuos son más propensos que otros a los efectos del alcohol. Las mujeres toleran peor el alcohol que los hombres. Muchos investigadores creen que la razón de esto es que los hombres tienen una habilidad mayor que las mujeres para metabolizar y eliminar el alcohol. Investigaciones indican que las mujeres, aún consumiendo menos alcohol que los hombres, desarrollan cirrosis más frecuentemente que los hombres.
¿La hepatitis siempre resulta en cirrosis?
Algunos pacientes con hepatitis crónica viral desarrollan cirrosis, Hay 5 tipos conocidos de virus causantes de hepatitis.
- La hepatitis aguda de tipo A y la hepatitis E no llevan a la hepatitis crónica (se han descrito casos excepcionales de hepatitis E crónica en pacientes inmunosuprimidos, pero no es lo habitual).
- La hepatitis tipo B aguda lleva a una infección crónica en el 5% de los pacientes adultos. En una minoría de estos pacientes, la hepatitis crónica progresa a cirrosis.
- La hepatitis aguda tipo D afecta sólo a individuos previamente infectados con el virus de la hepatitis B.
- La hepatitis aguda tipo C se convierte en crónica en aproximadamente 80% de los adultos infectados. Una minoría de estos pacientes (20 – 30%) progresará a cirrosis hepática en un período de varios años (10 a 30 años).
¿Cuáles son los signos y síntomas de la cirrosis?
El principio de la cirrosis es por lo general silencioso siendo muy pocos los síntomas específicos. A medida que se acumula el daño en el hígado, pueden aparecer los siguientes síntomas:
- Pérdida de apetito.
- Malestar general.
- Náusea y vómitos.
- Pérdida de peso.
- Aumento del tamaño del hígado.
- Ictericia o coloración amarilla de la piel y la parte blanca de los ojos, debido a la acumulación de la sangre cuando el hígado no es capaz de eliminar bien la bilis.
- Prurito o picazón.
- Ascitis o acumulación de líquido en el abdomen.
- Vómitos con sangre, por ruptura de venas (várices) en la parte baja del esófago.
- Encefalopatía o cambios del estado de conciencia, los que pueden ser sutiles (confusión) o profundo (coma).
El diagnóstico de la cirrosis puede ser inesperado. Una persona puede presentarse al médico con síntomas que no aparezcan de enfermedad hepática y luego de un examen físico y análisis de sangre descubrir que tiente cirrosis.
¿Cuál es el tratamiento para la cirrosis?
El tratamiento para la cirrosis depende del tipo de cirrosis que padezca la persona, el tiempo que haya durado la enfermedad y el daño permanente que haya sufrido el hígado. Algunas veces el daño que sufren el hígado se puede corregir si se encuentra la causa específica de la cirrosis y se da el tratamiento adecuado.
- En el caso de la cirrosis alcohólica, la abstención total y una dieta balanceada son partes importantes del tratamiento.
- En el caso de la cirrosis secundaria a hepatitis viral, se usan medicamentos para aumentar la respuesta del sistema de inmunidad contra el virus, como el interferón.
- En casos de cirrosis causada por hepatitis autoinmune, los corticosteroides solos o combinados con la azatioprina pueden ser un tratamiento efectivo.
- En los pacientes cirróticos con ictericia, el tratamiento suplementario con vitaminas liposolubles pueden ayudarlos.
- En el caso de la enfermedad de Wilson, se eliminan las cantidades excesivas de cobre en el organismo por medio de medicamentos.
- En la hemocromatosis, se elimina el exceso de hierro por medio de flebotomías (extracción de sangre).
- Muchos tipos de cirrosis requieren un trasplante de hígado cuando la insuficiencia hepática está avanzada.
¿Cuáles son las complicaciones de la cirrosis?
Las complicaciones de la cirrosis incluyen la ascitis, la encefalopatía hepática y la hemorragia por ruptura de várices esofágicas.
- La ascitis es tratada reduciendo la ingesta de sal más la administración de diuréticos. En algunos casos es necesaria la evacuación directa de grandes cantidades de líquido en el abdomen por medio de un catéter a través de la pared abdominal, también llamado paracentesis.
- El tratamiento del coma hepático o principio de coma (encefalopatía hepática) requiere medicamentos específicos, reducir la ingesta de proteínas y el control de la hemorragia digestiva.
- El tratamiento de las hemorragias por las várices esofágicas incluye tratamientos endoscópicos como la ligadura o escleroterapia (inyección directa de una sustancia química que destruye la várice en su interior) y otros tratamientos como medicinas que disminuyen la tendencia a sangrar, compresión de una várice sangrante por medio de balones inflables especiales y un procedimiento llamado shunt protosistémico intrahepático transyugular (TIPS).
¿Como puede afectar la cirrosis a otras enfermedades que yo padezca o su tratamiento?
La responsabilidad del hígado por el funcionamiento adecuado de todo el organismo es tan grande que una enfermedad crónica del hígado puede modificar las respuestas de su organismo a una variedad de enfermedades. El funcionamiento anormal del hígado en la cirrosis puede:
- Afectar la dosis de medicamentos requeridos para el tratamiento de otras enfermedades.
- Modificar el tratamiento de la diabetes.
- Afectar la respuesta del organismo a las infecciones.
- Alterar la tolerancia a procedimientos quirúrgicos.
Los pacientes con cirrosis son propensos a desarrollar infecciones bacterianas, trastornos en el funcionamiento del riñón, úlceras estomacales, cálculos en la vesícula, cierto tipo de diabetes y cáncer del hígado.
¿Cuáles son las expectativas de tener una salud razonable y supervivencia con un tratamiento?
El tratamiento de la cirrosis hepática con adherencia adecuada a las recomendaciones de su médico puede llevar a una mejoría de los síntomas, con lo que el paciente puede llevar una vida y actividades normales. Cuando la cirrosis no es descubierta a tiempo, el pronóstico puede ser menos favorable con respecto a tener una mejoría y las complicaciones como la ascitis y la hemorragia son más frecuentes.
¿Cómo puedo yo evitar la cirrosis?
- No beba en exceso. Evite el uso de bebidas alcohólicas. El alcohol destruye las células del hígado. El grado de regeneración de las células del hígado varia de persona a persona. Un daño previo al hígado por virus desconocidos o sustancias químicas pueden afectar el proceso de regeneración.
- Siga una alimentación balanceada, mantenga un peso adecuado, coma frutas y verduras; y haga actividad física regular.
- Busque ayuda médica. Manténgase bajo cuidado médico si desarrolla una hepatitis viral hasta que su mejoría esté asegurada.
El hígado es un órgano grande, con gran reserva funcional, capaz de seguir desempeñando sus funciones vitales aunque esté dañado. También tiene la capacidad de repararse a sí mismo en cierto grado. Las células que mueren pueden se reemplazadas por otras nuevas. Si la causa de la cirrosis puede ser eliminada o controlada, esta capacidad del hígado permite que se logre cierta mejoría y puede permitir desempeñar una vida normal.