Hepatitis C
¿Qué es la hepatitis C?
La hepatitis C es una enfermedad crónica del hígado causada por el virus de la hepatitis C (HCV). Su transmisión ocurre a través de contacto con sangre infectada, principalmente en forma de transfusiones de sangre, procedimientos médicos o inyecciones con instrumentos contaminados, uso de drogas intravenosas, tatuajes o piercing (perforaciones).
¿Qué consecuencias produce la hepatitis C?
El virus de la hepatitis C se caracteriza por replicarse en el hígado de la persona afectada sin producir síntomas por períodos largos de tiempo (10 a 30 años). Durante este período asintomático puede producir daño progresivo del hígado hasta llegar a la cirrosis hepática. Esta complicación ocurre aproximadamente en el 20% de los infectados. Las personas que desarrollan cirrosis hepática están en riesgo de caer en insuficiencia hepática (falla del hígado) que se manifiesta por:
- Ictericia: Color amarillo de la piel y ojos.
- Coluria.
- Ascitis: Acumulación de líquido en el abdomen.
- Encefalopatía hepática: Confusión mental por acumulación de sustancias tóxicas.
- Hemorragia por várices: Formación de venas dilatadas en el esófago que pueden romperse y sangrar.
¿Cuál es la magnitud de la hepatitis C?
De acuerdo a datos entregados por la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 170 millones de personas infectadas con este virus, siendo 5 veces más frecuente que la infección por el virus del SIDA. Estudios de investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile han demostrado que aproximadamente el 1% de la población chilena (unas 140.000 personas) están infectadas con este virus. La mortalidad por cirrosis hepática en Chile es una de las más altas del mundo (tasa de mortalidad de 23 por cada 100.000 habitantes en un año). Una proporción considerable de estas muertes es causada por la hepatitis C. La hepatitis C es la indicación más frecuente de trasplante hepático en Chile, una terapia de alto costo y complejidad.
¿Cuál es el tratamiento de la hepatitis C?
Los tratamientos para la hepatitis C han aumentado su efectividad en forma progresiva durante la última década y existen buenas perspectivas de mejores medicamentos en los próximos años. El esquema actual permite la erradicación permanente del virus en un 55-60% de los casos. Los pacientes que responden al tratamiento presentan mejoría de la enfermedad e incluso reversión de la cirrosis. El tratamiento de la hepatitis C consiste actualmente en la combinación de una inyección subcutanea semanalmente, el peginterferón (Pegintrón o Pegasys) asociado a un medicamento oral, la ribavirina (Rebetol o Copegus) que se toma diariamente. El tratamiento debe ser prolongado (6 a 12 meses), con medicamentos orales e inyecciones una vez por semana. Esta terapia puede provocar efectos adversos (fiebre, depresión, anemia, entre otros) que habitualmente pueden ser controlados con la ayuda de un equipo médico con experiencia en el tratamiento. El costo de los medicamentos es alto (entre $800.000 y $1.000.000 mensuales en Chile). Existe una nueva generación de medicamentos antivirales, llamados inhibidores de la proteasa (boceprevir y telaprevir), que están próximos a aprobarse y que aumentarán considerablemente la efectividad de la terapia.